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La incapacidad para controlar tus acciones puede derivar en un ciclo constante de comportamiento compulsivo y arrepentimiento, que termina deteriorando tanto tu estado emocional y tu calidad de vida, como la de tus seres queridos.
En la clínica Dra. Teresa Aparicio, vamos a ayudarte a recuperar el control de tu vida, y reconstruir tus relaciones personales y profesionales.
Si has llegado hasta aquí, ya has dado un gran paso, para resolver este desafío.
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El primer paso es identificar y entender esta condición psicológica
Los trastornos del control de impulsos afectan tanto a niños como a adultos, e incluyen una amplia variedad de condiciones psicológicas que afectan a la capacidad para controlar ciertas conductas y emociones, a pesar de percatarse del daño ocasionado o las consecuencias negativas.
A menudo, los pacientes no son conscientes de que padecen esta enfermedad.
Por eso es importante prestar atención a los indicios y síntomas, para poder realizar un diagnóstico precoz, que permita buscar la ayuda profesional adecuada.
Evaluación diagnóstica
Nuestro equipo de psicólogos clínicos y psiquiatras especializados pueden realizar un estudio de tu historial y factores de riesgo, así como realizar las pruebas adecuadas, para reconocer la existencia de un trastorno e identificar su tipología.
Permítenos explicarte en más detalles los signos y síntomas de los trastornos por descontrol de impulsos más destacados.
Los trastornos disruptivos del control de los impulsos y de la conducta se caracterizan por patrones de comportamiento que interrumpen las normas sociales apropiadas para la edad, e implican conductas desafiantes, desobedientes, agresivas o irritables.
La conducta disruptiva en adolescentes y niños puede afectar significativamente al rendimiento académico; y en los adultos puede interferir con las relaciones interpersonales y su actividad laboral.
Consiste en un patrón de comportamiento desobediente, hostil y desafiante hacia figuras de autoridad.
En menores de edad, son habituales los desafíos hacia la figura adulta, con un comportamiento colérico y vengativo.
Caracterizado por una irritabilidad severa y crónica, y arrebatos de ira frecuentes y desproporcionados.
Los trastornos destructivos del control de los impulsos y de la conducta se caracterizan por comportamientos que resultan en daño físico o destrucción de propiedad. Implican una falta de control sobre impulsos que llevan a acciones que causan daño a uno mismo, a otros o a objetos.
Necesidad de prender fuego a objetos. La piromanía puede ser peligrosa y puede tener consecuencias graves para la seguridad y la salud de las personas cercanas.
Incapacidad recurrente para resistir el impulso de robar objetos que, por lo general, el paciente no necesita.
Actualmente, se incluye dentro del trastorno obsesivo compulsivo. Consiste en arrancarse el cabello de forma recurrente hasta su pérdida, a veces de manera automática y sin que el paciente sea consciente de ello.
Actualmente, se considera un trastorno relacionado con las sustancias y otras adicciones. Consiste en el descontrol a la hora de apostar o jugar a juegos de azar.
Esta categoría abarca aquellas condiciones que pueden mostrar tanto conductas disruptivas como destructivas.
En su faceta destructiva son más habituales en el campo infanto-juvenil.
Cuando existen desencadenante biológicos o ambientales, como el consumo de sustancias o entornos desestructurados, bulling o problemas socio-afectivos, suelen presentarse en la adolescencia y de forma asociada al TDAH.
Consiste en un patrón de comportamiento desobediente, hostil y desafiante hacia figuras de autoridad.
En menores de edad, son habituales los desafíos hacia la figura adulta, con un comportamiento colérico y vengativo.
Se define como una serie de comportamientos repetitivos y persistentes que vulneran los derechos básicos de terceros o las normas sociales importantes y propias de la edad.
Se manifiesta como desprecio persistente y violación de los derechos de los demás. A menudo incluye comportamientos impulsivos, manipuladores, deshonestos y agresivos
Comprende los factores de riesgo
Las causas exactas del trastorno por descontrol de impulsos no se conocen con precisión, pero los estudios realizados apuntan a una combinación de factores que pueden contribuir a su desarrollo.
Te ayudamos a recuperar el control
Vivir con el miedo constante a que tus acciones impulsivas arruinen tus relaciones personales y vida laboral puede generar una insoportable angustia.
Imagina poder gestionar tus emociones y comportamiento, sin sentir esa urgencia incontrolable.
Poder estar en paz contigo y con los demás, sin el peso constante de la culpa o la vergüenza.
Poder mantener un trabajo estable y construir relaciones significativas.
En nuestra unidad de psiquiatría y psicología, contamos con especialistas que te brindarán el tratamiento multimodal idóneo, con seguimiento continuado y apoyo a tu familia.
Para garantizar tu bienestar a largo plazo, ofrecemos un seguimiento continuo y regular. Te verás con el mismo neurólogo en cada visita, asegurando una atención coherente y personalizada.
También te ayudamos a recuperar y fortalecer tu movilidad y habilidades comunicativas, mediante el servicio de fisioterapia y logopedia.
Participar en terapia grupal puede proporcionar un entorno de apoyo y comprensión, además de estrategias útiles para la gestión de los impulsos.
Confía en la experiencia y privacidad de una clínica especializada
En nuestra unidad de trastorno por descontrol de impulsos, ponemos a tu disposición a un equipo multidisciplinar de psiquiatras, psicólogos clínicos y psicopedagogos, que crearán un programa terapéutico personalizado, para comprender y abordar las causas subyacentes de tu afección.
Consigue la mejor atención profesional, con un equipo multidisciplinar de expertos, de trayectoria acreditada.
Vas a contar con la atención continuada del mismo especialista, que conoce tu historial, para garantizar un seguimiento y tratamiento eficaz.
En todas las consultas y sesiones de terapia te sentirás en un entorno acogedor, con la protección de un profesional que comprende, respeta y empatiza con la complejidad y consecuencias de tu trastorno.
Además de en nuestra clínica, también te facilitamos asistencia online y domiciliaria, para conciliar tu terapia con las necesidades de tu día a día.
Cuidamos de ti y de tu entorno
Nuestra clínica ofrece un servicio que cubre todas las edades, y se adapta a las particularidades de cada etapa en el ciclo de vida.
Terapia Cognitivo-Conductual
Identifica y cambia patrones de pensamiento y comportamiento negativos.
Terapia Dialéctica Conductual
Combina TCC con mindfulness para regular emociones y mejorar relaciones.
Terapia Psicodinámica
Explora pensamientos y emociones inconscientes para resolver conflictos internos.
Terapia de Aceptación y Compromiso
Acepta pensamientos sin juicio y actúa alineado con valores personales.
Qué es el trastorno del control de los impulsos DSM 5
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5 o también escrito como DSM-V), el trastorno de control de impulsos es una condición psiquiátrica, caracterizada por la incapacidad de resistir un impulso de realizar una acción que puede ser perjudicial para uno mismo o para los demás.
En casi todas estas alteraciones de la conducta, el paciente experimenta una sensación de tensión o de gran activación previa a la realización de la acción, seguida de una emoción o sentimiento placentero, de gratificación o, incluso, de liberación.
La sintomatología suele ser crónica y en un gran número de veces intrusiva, llegando a interferir en diferentes áreas de la vida del paciente. Asimismo, las personas afectadas por un trastorno de control de impulsos tienden a sufrir un déficit en la capacidad para controlar sus emociones lo que, unido a los síntomas propios del trastorno, puede provocar también una serie de alteraciones emocionales.
¿QUÉ OPINAN DE NOSOTROS?
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Permítenos explicarte los principales enfoques en el tratamiento del trastorno del control de impulsos.
Aunque los medicamentos pueden ayudar a controlar algunos síntomas, la terapia te ofrece un enfoque integral para abordar las raíces de los impulsos y desarrollar habilidades duraderas para manejarlos.
Trabajar con un terapeuta te permite explorar los factores subyacentes que contribuyen a tus comportamientos impulsivos y te proporciona un entorno seguro para practicar nuevas estrategias de afrontamiento.
Existen varios tipos de psicoterapia que han demostrado ser efectivos para tratar los trastornos de control de impulsos. Cada enfoque tiene sus propias técnicas y beneficios, y el tipo de terapia más adecuado puede variar según tus necesidades individuales. Algunos de los enfoques más comunes incluyen:
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es un enfoque estructurado y orientado a objetivos que se centra en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos. Se basa en la premisa de que nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos están interconectados y que, al cambiar nuestros pensamientos, podemos alterar nuestras emociones y acciones.
Identificación de patrones de pensamiento y comportamiento
Uno de los primeros pasos en la TCC es aprender a identificar los pensamientos automáticos y las creencias subyacentes que impulsan tus comportamientos. A través de sesiones estructuradas, trabajarás con tu terapeuta para reconocer estos patrones y entender cómo contribuyen a tus impulsos.
Estrategias de afrontamiento saludables
Una vez que hayas identificado los patrones de pensamiento y comportamiento problemáticos, el siguiente paso es desarrollar estrategias para afrontar cada situación de forma más saludable. La TCC te enseña técnicas prácticas para manejar situaciones desencadenantes y reducir tus impulsos. Algunas de estas técnicas incluyen la reestructuración cognitiva, que implica reemplazar pensamientos negativos con otros más realistas y positivos, y el entrenamiento en habilidades de resolución de problemas para abordar los desafíos de manera más efectiva.
Terapia Dialéctica Conductual (TDC)
La Terapia Dialéctica Conductual (TDC) combina elementos de la TCC con técnicas de mindfulness para ayudarte a regular tus emociones y mejorar tus relaciones interpersonales. La mindfulness, o atención plena, te enseña a estar presente en el momento y a observar tus pensamientos y sentimientos sin juicio. Esto puede ser especialmente útil para manejar impulsos fuertes y reducir la reactividad emocional.
Regulación emocional y mejora de relaciones interpersonales
La TDC se centra en cuatro módulos principales: mindfulness, regulación emocional, tolerancia al malestar y efectividad interpersonal. A través de estos módulos, aprenderás a identificar y nombrar tus emociones, comprender sus causas y desarrollar estrategias para manejarlas de manera saludable. Además, la TDC te ayuda a mejorar tus habilidades de comunicación y a establecer límites saludables en tus relaciones, lo que puede reducir los conflictos y aumentar tu apoyo social.
Tolerancia al malestar
La tolerancia al malestar es una habilidad crucial que se desarrolla en la TDC. Esta técnica te enseña a gestionar situaciones estresantes y dolorosas sin recurrir a comportamientos impulsivos. Aprenderás a usar estrategias de afrontamiento como la distracción, la autocompasión y la aceptación radical para soportar el malestar emocional sin actuar de manera destructiva. Con el tiempo, estas habilidades pueden ayudarte a sentirte más en control de tus impulsos y a reducir la frecuencia e intensidad de tus respuestas impulsivas.
A través de la TCC y la TDC, puedes adquirir herramientas prácticas y efectivas para gestionar tus impulsos, mejorar tu bienestar emocional y llevar una vida más equilibrada y satisfactoria. La clave está en la constancia y el compromiso con el proceso terapéutico, lo que te permitirá experimentar cambios significativos y duraderos.
La terapia psicodinámica se centra en la exploración de los pensamientos y emociones inconscientes que influyen en tu comportamiento. Este enfoque se basa en la teoría de que muchas de nuestras acciones impulsivas están motivadas por conflictos internos no resueltos y experiencias pasadas que no hemos procesado completamente. A través del trabajo terapéutico, puedes empezar a descubrir estos patrones ocultos que afectan tus decisiones y comportamientos actuales.
Un aspecto clave de la terapia psicodinámica es la revisión de tus experiencias y relaciones pasadas para entender cómo han moldeado tu comportamiento actual. Al explorar tu historia personal y las dinámicas familiares, puedes identificar patrones recurrentes y conflictos que contribuyen a tus problemas de control de impulsos.
La terapia psicodinámica no solo se centra en el alivio de los síntomas, sino en el desarrollo de cambios duraderos en tu vida. A medida que trabajas con tu terapeuta para entender y resolver conflictos internos, puedes empezar a modificar los patrones de comportamiento que te han estado afectando. Este enfoque te permite hacer frente a las causas subyacentes de tus impulsos, promoviendo una transformación personal que se sostiene a lo largo del tiempo.
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) se basa en la idea de que aceptar tus pensamientos y sentimientos sin juicio es esencial para vivir una vida plena. En lugar de luchar contra tus impulsos o tratar de eliminarlos, la ACT te enseña a observar tus experiencias internas con una actitud de aceptación. Este enfoque te permite reducir la influencia negativa de estos pensamientos y sentimientos en tu comportamiento, facilitando un mayor control sobre tus acciones.
La autoconciencia es una habilidad central que se desarrolla a través de ACT. Aprenderás a estar más presente y consciente de tus pensamientos, sentimientos y comportamientos en el momento. Esta autoconciencia te permite responder de manera másalineada con tus valores, en lugar de actuar de manera automática o impulsiva. Con el tiempo, ACT te ayuda a construir una vida que refleja tus verdaderos deseos y aspiraciones, promoviendo un bienestar emocional y una autenticidad duradera.
En el caso de niños y adolescentes, los padres y cuidadores juegan un papel crucial en la prevención del trastorno de control de impulsos. Implementar estrategias de crianza y educación eficaces puede ayudar a establecer un entorno predecible y seguro. Estas son algunas recomendaciones:
Además, existen métodos de entrenamiento de los padres, que les ayudan a actuar como coterapeutas, anticipando los problemas y gestionando el comportamiento infantil.
En algunos casos, los medicamentos pueden ser útiles para manejar los síntomas del trastorno por descontrol de impulsos.
Es importante destacar que no todos los trastornos se tratan con medicación, y la decisión de usar fármacos debe ser hecha en consulta con un profesional de la salud mental.
No todos los pacientes responderán de la misma manera a los medicamentos. Por eso, es fundamental personalizar el tratamiento según las necesidades y la respuesta individual de cada persona.
Además, es crucial un seguimiento regular con un profesional de la salud mental para monitorizar la eficacia del medicamento, detectar los posibles efectos secundarios y ajustar la dosis según sea necesario.
A continuación, te presentamos algunas de las clases de medicamentos que pueden utilizarse:
Esta categoría incluye los inhibidores de la recaptación de serotonina, los estabilizadores del ánimo y los anticonvulsivos
Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS):
Los ISRS son un tipo de antidepresivo que se utiliza a menudo para tratar trastornos de control de impulsos, debido a su efecto sobre la serotonina, un neurotransmisor que juega un papel clave en la regulación del estado de ánimo y el comportamiento impulsivo.
Algunos de los fármacos más utilizados son la fluoxetina (Prozac), la sertralina (Zoloft), y el escitalopram (Lexapro)
Estabilizadores del ánimo: Litio
El litio puede ser útil en el tratamiento de comportamientos agresivos y de control de impulsos, especialmente en personas con trastorno bipolar.
Por último, los antipsicóticos atípicos pueden ser eficaces en la reducción de la agresividad y los comportamientos impulsivos en algunos trastornos de control de impulsos.
Algunos de los más habituales son la risperidona (Risperdal), la Quetiapina (Seroquel) y la Olanzapina (Zyprexa)