Los trastornos de conducta son un patrón repetitivo y persistente de comportamientos intencionados y que pueden llegar a perjudicar las normas, reglas sociales o leyes. Pueden ser realizados por niños, pero también por jóvenes y adolescentes.
Se tratan de conductas graves que implican el daño físico, la amenaza o la crueldad con otras personas o animales. El menor no presenta, o los presenta de manera muy limitada, sentimientos de culpabilidad o de arrepentimiento.
Normalmente este tipo de conductas empiezan dirigiéndose hacia los cuidadores principales y se terminan generalizando a otros entornos con los que mantiene contacto.
Puede estar acompañado por otros trastornos mentales que, acumulados, dificultan la convivencia en el hogar, el ámbito social y académico del menor. Saber identificarlos y contactar con un profesional especialista, bien un psicólogo clínico o psiquiatra que pueda guiarle en el tratamiento y enseñarle a identificar y gestionar sus emociones como en el control de sus comportamientos.
Es difícil identificar cuando un niño puede tener un trastorno de conducta, ya que la mayoría de síntomas se presentan también en jóvenes que no padecen el trastorno. Sin embargo, en los niños con trastornos de conducta, estos síntomas ocurren con una mayor frecuencia e interfieren con el aprendizaje, la situación escolar y sus relaciones con el entorno en el que se relacionan.
Hay 4 tipos principales de síntomas, los cuales son:
Otros signos que pueden indicar trastornos de conducta son el consumo de drogas y alcohol, incitación sexual en edades tempranas y una baja autoestima.
Los trastornos de conducta se relaciona con diferentes factores, como pueden ser un hogar disfuncional, consumo de drogas y alcohol por parte de los padres, conflictos familiares, carencias afectivas, ausencia de figuras de referencia, maltrato, una situación de pobreza o trastornos genéticos (como daños en el lóbulo frontal del cerebro, que es la parte que regula las habilidades cognitivas importantes).
Los niños y adolescentes con trastorno de conducta pueden llegar a presentar trastornos de personalidad cuando lleguen a adultos, en particular el trastorno de personalidad antisocial. A medida que sus comportamientos empeoran, estos individuos también pueden tener problemas con el consumo de drogas o legales.
Es importante un diagnóstico temprano, conocer el origen y los motivos de las alteraciones de conducta a tiempo con un especialista en trastorno de conducta.
Identificar los trastornos de conducta y buscar un tratamiento adecuado en una edad temprana podrá ayudar al niño y adolescente a superar sus problemas de comportamiento con un especialista psicólogo y psiquiatra que pueda proporcionarle un diagnóstico y tratamiento profesional.
En nuestra clínica, empleamos diferentes enfoques psicoterapéuticos (psicoterapia integradora y terapia conductual) que involucran toda la red de apoyo familiar del niño o adolescente.
En niños, se trabaja la interacción entre padres e hijos que enseña a las figuras paternales cómo fomentar comportamientos deseados y enseñar al niño a controlar su conducta en el entorno familiar.
En adolescente, no sólo la dirigimos en la vida familiar, también les ayudamos con sus interacciones en el ámbito social o académico.
Contacta con nosotros y le ofreceremos un diagnóstico y tratamiento especializado que ponga fin a la “mala conducta” de niños y adolescentes.